Thursday, August 15, 2013

El Café de Avelino

Catedral de Coatepec, Veracruz
Aquellos que gustan del buen comer, del auténtico disfrute de la comida, saben muy bien que con frecuencia ésta se encuentra cuando menos se la espera. Siendo panameño, crecí muy orgulloso de nuestro café – después de todo, el café panameño ha ganado múltiples medallas de oro y posiciones de honor a nivel mundial y algunas variedades especiales se cotizan por encima de algunas que otrora fueran líderes en los mercados internacionales. Siempre que me toca atender a algún extranjero en Panamá, trato de llevarlo a un buen coffee house, o en el mejor de los casos, a Boquete, para degustar diversas variedades de este líquido por el cual la humanidad entera ha delirado por siglos. Una de mis experiencias más memorables con café no fue en Panamá, ni con el Jamaican Blue Mountain, ni con el delicioso café Colombiano ni tampoco con el célebre café Tico. Fue en un pequeño pueblo del estado de Veracruz, México.


En 2011 hice mis primeros viaje a México. Estuve dirigiendo la Orquesta Sinfónica Juvenil del Estado de Veracruz, con sede en la histórica Xalapa. A 15 minutos en auto, está Coatepec, ciudad pequeña y pintoresca, de casas pequeñas y coloridas, calles angostas, plazas alegres, mercados y simplemente un ambiente de otra época. Se respira un aire limpio y todo parece refulgir con luz propia. Allí se han establecido una serie de restaurantes fantásticos, entre ellos Al Andalus, donde comí dos veces platillos preparados con ingredientes orgánicos cultivados en casa y escuché música española en vivo.

Delicioso platillo servido en
molcajete, Hacienda Zimpizahua,
Coatepec-Xico, Veracruz
Durante mi segundo viaje a Xalapa, mi primera petición fue volver a Coatepec. Caminé las hermosas calles y veredas con parte del equipo de producción de la Orquesta de las Américas. Almorzamos comida típica mexicana en la Hacienda de Zimpizahua, una explosión de sabores y colores, cada bocado un matiz distinto. Esta es una comida de pocos ingredientes, pero muy honesta, sin pretensiones y con el único propósito de ser una fiesta para los sentidos. 


Después de llenarnos quise pedir un café. "Espera," me dijeron, "te voy a llevar a un sitio muy especial". Así fue como conocí a Don Avelino, un especialista, experto y sobre todo, amante del Café. ¡Ahí probé una bebida que me llenó el alma, sinceramente! La preparación de Avelino, quien nos atendió personalmente en su diminuta tienda, fue metódica, cuidadosa, cariñosa. Mientras nos atendía, se interesó por preguntarnos por nuestros orígenes. 

Aquí está el Café de Avelino
"¡Panamá!" me dijo, "por favor hábleme sobre el café de Panamá". Así lo hice. Registré mi nombre en un libro de visitas que mostraba evidencia de viajeros de todo el mundo que ya han descubierto el tesoro de Coatepec, y con Avelino han conocido de cómo antes Coatepec era una región productora de café a gran escala, hasta que otros intereses fueron poco a poco acabando con la producción de este rubro. Pocos se dedican a ser promotores del café Mexicano como Avelino. Él cultiva, cosecha, procesa y prepara todo el café que bebe en su tienda, y además es quizás el barista más destacado que he conocido en mi vida – y eso, créanme, son muchas tazas de café.


Avelino es uno de esos personajes que con su amor y dedicación nos recuerdan que hay cosas importantes por las cuales vale la pena vivir. Para él, la tradición de café de Coatepec es una pasión de vida y el cariño con el cual atiende a sus huéspedes y la mística que se siente al pisar su tienda revestida de azulejos de talavera azul, son ciertamente lo que hacen de cada visita una experiencia inolvidable. Algún día volveré, seguro, esperando encontrarme con este maravilloso cafetero mexicano. Mientras tanto, seguiré disfrutando cada día de esta bebida que nos transporta, nos conecta, nos acompaña al amanecer y nos embriaga con su historia mágica.

Visite Al Andalus
Visite la Hacienda Zimpizahua



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